CARACTERÍSTICAS DE LOS GESTOS Y EXPRESIONES FACIALES

Los músculos faciales agrupados en torno a la boca, nariz y ojos se contraen o se extienden para que estos orificios se puedan abrir o cerrar, además nos ayudan a reflejar ciertos tipos de expresión o emociones como: la alegría, la tristeza, el enojo, la sorpresa, etc. La mayor parte de las veces no somos totalmente conscientes de ello, pero como bien dice el refrán: la cara es el espejo del alma. Dado que los músculos responden y acompañan a reflejar y mostrar nuestras emociones, ayudándonos a reproducir gestos y muecas que a veces, como digo, escapan a nuestro control consciente, veremos que existen personas que adoptan un tipo particular de actitud ante la vida, tal vez alguno de nosotros podríamos estar incluidos en alguna de estas actitudes o emociones, como son: el miedo, la alegría, la tristeza, el enojo o la ira y el afecto. Si padecemos la tendencia a expresar de forma continua y crónica algún tipo determinado de gesto en nuestras facciones, este acabará por alterar permanentemente el aspecto de nuestra fisonomía, como por ejemplo: Volveremos a recurrir de nuevo a la imaginación, esta vez para pensar en un hombre que se pasa el día enfadado, de carácter irritable. Para demostrar facialmente esta emoción recurrimos a contraer el espacio entre las dos cejas, frunciendo el ceño, provocando el típico pliegue, a veces también es posible que pág. 23 reforcemos esta expresión realizando gestos forzados con la región de la boca. Estas acciones nos pueden reportar una serie de consecuencias negativas, si estas llegan a permanecer durante largo tiempo reflejadas en nuestro rostro, me refiero a lo largo de meses y años. La musculatura y la piel de la región afectada por este tipo de expresiones, acabará por adaptarse a estos gestos emotivos. Este tipo de actitud crónica provocará que vayan apareciendo gradualmente las típicas marcas y señales características de una determinada expresión,
con el paso del tiempo y de los años estas marcas acabarán por transformarse también en arrugas y acabarán por reflejar un estado emocional permanente, en este caso de enojo, cuanto más tiempo llevemos a cuestas esa emoción, más patentes se harán las marcas en nuestro rostro. El ejemplo explicado, es aplicable a cualquier tipo de gesto emotivo, si pasas ante la vida con una actitud triste y apesadumbrada, al cabo del tiempo acabarás mostrando un estado permanente de tristeza en tus facciones, el gesto de la emoción que ha quedado grabado en tu musculatura facial. Para resumir, diremos que los músculos faciales definen nuestras emociones y expresiones.


Para ayudar a mantener el rostro joven, sería deseable que estos gestos tuviesen un efecto lo menos agresivo posible para el cutis. Como acabamos de comentar, una expresión al cabo del tiempo, si llega a convertirse en algo casi permanente, la cara y todos sus tejidos irán adoptando y adaptando un determinado gesto, formando arrugas y surcos que denotarán, además de un envejecimiento que puede ser prematuro, una expresión no relajada de la cara pág. 24 que puede llegar a ser incluso desagradable al mantener una postura permanente de amargura, mal humor, descontento, etc. Este tipo, digamos de deformación facial, aunque sea difícil de solucionar, se puede corregir mediante la práctica adecuada de los ejercicios faciales, que mejorarán la forma de expresión y la tornarán a un estado más relajado y agradable. Es cierto que ningún ejercicio físico, ya sea de todo el cuerpo o específicamente facial, puede totalmente compensar y corregir una vida llena de tensiones, pero si es verdad que nos puede ayudar muchísimo.