Flacidez facial y arrugas


Creo y estoy convencido que una arruga no es tal hasta que la flacidez muscular la marca con cierto dramatismo. Es la falta de firmeza lo que delata el envejecimiento de la piel. Uno puede tener arrugas, de hecho hay gente joven que tiene arrugas, incluso antes de los treinta años, pero a pesar de todo siguen manteniendo su aspecto juvenil, ya que lo que realmente revela la edad de la persona no es primordialmente sus arrugas, sino más que cualquier otro factor es la falta de tersura y firmeza muscular.
Al cabo de los años acaba ocurriendo esto, que el rostro va perdiendo la apariencia de lozanía porque al caer la musculatura y al aparecer las arrugas, la combinación de estos dos factores es lo que nos lleva inevitablemente a reflejar nuestra edad. Es seguro que los años no pasan en vano, pero también es cierto que la mayoría de las veces el problema no radica en la edad, sino en el estilo de vida que llevamos. Continua...
Pueden existir técnicas y de hecho las hay que nos ayuden a mejorar el aspecto físico de un rostro, como la cirugía estética, múltiples y diferentes tratamientos estéticos, infinidad de cremas y productos de cosmética, etc. Pero lo que tienen en común todos estos métodos es que solo actúan básicamente y únicamente a nivel superficial, solamente sobre la piel, sus efectos no actúan en la totalidad y profundidad muscular, no hay mejoras en la biología integral de la musculatura, ni beneficios notables para el sistema circulatorio. En mi opinión el problema principal asociado a la edad, está en la flacidez y la destonificación muscular, este importante inconveniente no queda resuelto por ninguno de los remedios estéticos tradicionales, pueden ayudar en ciertos aspectos, pero ninguno de ellos obligan a una movilización voluntaria de la musculatura, no existen movimientos de flexión y extensión similares a cuando ejercitamos los músculos de cualquier otra parte del cuerpo. Los tratamientos estéticos son válidos, cuando son ellos los que acompañan a la actividad física.

El sedentarismo, la inmovilidad y la inactividad favorecen la aparición de flacidez y caída general de los tejidos, la ausencia de firmeza y tono muscular en el rostro persistirá a pesar de estirar la piel quirúrgicamente, recurrir a infiltraciones o ponerse todas las cremas del mundo. Por el contrario el movimiento y la actividad generan vitalidad, tonificación y firmeza, aspectos obligatoriamente e intrínsecamente ligados a las personas jóvenes.
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